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Autor: Axel C. Dourojeanni
Correo electronico: axeldouro@hotmail.com
Institución:Fundación Chile
Fecha: Noviembre 2014

Desde hace un tiempo cuando me invitan a exponer sobre temas de manejo de cuencas y del agua por cuencas empiezo señalando que “las cuencas no requieren ser manejadas…”. Siendo el curso sobre manejo de cuencas ocurre un silencio expectante. Luego aclaro que si las cuencas no fueran intervenidas por nosotros como especie humana, estas se manejan solas y muy bien. Eso permite pasar a la segunda afirmación, derivada de la primera, que lo que se debe manejar por lo tanto no es la cuenca sino a las personas que las intervienen para sacar beneficios de todo tipo

Estandar AWS

Por ello la gestión de las cuencas y el agua es la gestión de miles de personas que intervienen en un sistema compartido por todos ellos. El manejo consiste en lograr coordinar las intervenciones para obtener lo que deseamos del medio intervenido sin deteriorarlo a un punto irreversible. No se puede evitar que cada intervención que se hace en una cuenca y sobre sus tierras, flora, fauna y agua origina una cadena de efectos. A lo largo de miles de años estos efectos se acumulan alterando la dinámica misma de la cuenca. En épocas relativamente cercanas, las intervenciones no eran tan brutales como las que hoy somos capaces de hacer. Las poblaciones locales tenían por lo tanto tiempo de ir aprendiendo a intervenirlas mitigando los efectos que causan, tal como la construcción de andenes que compensaba los efectos de cambiar bosques por cultivos.

Desde hace ya unos 50 a 60 años, y cada vez con más capacidades de alteración del medio, se intervienen en las cuencas y sobre el agua. Sin embargo las capacidades de regulación de las intervenciones no solo han quedado atrasadas si no que ha disminuido las posibilidades de controlarlas. Si bien la nueva ley de aguas del Perú recoge el desafío de crear capacidades de gobernanza y gestión por cuencas, su enunciado queda lejos de establecer los elementos necesarios para lograrlo. La creación de consejos con muchas funciones que más le corresponden a una Secretaría Técnica (Secretaría aun poco definida, débil y con roles solo consultivos), no augura un buen futuro.

Si se desea coordinar las intervenciones en una cuenca y sobre el agua, se requiere de organizaciones muy bien establecidas y con capacidades reales para orientar las intervenciones y fiscalizar que se cumplan los acuerdos. Eso requiere que SE COMIENCE POR INSTALAR LAS SECRETARÍAS TÉCNICAS. Estas deben ser verdaderos organismos (podrían atender más de un consejo) con locales adecuados , personal estable, presupuesto estable, recursos adecuados, equipamiento, autoridad para hacer cumplir planes y otros elementos como capacidad de fiscalización. Teniendo eso, como las tienen las Agencias de Agua en Francia o Brasil y otros países , el Consejo puede cumplir sus roles y tomar decisiones sobre las opciones que les presenta el equipo técnico.

La ley de aguas obvia el tema financiero y el de la fiscalización necesaria para coordinar las intervenciones en una cuenca, además de hacer cumplir los planes por parte de las secretarías técnicas. El tema financiero es esencial para lograr gestionar las intervenciones por cuenca y sobre el agua. Al respecto en los encuentros y cursos les pregunto a los participante a) ¿Ustedes pagan por los gastos comunes si viven en un edificio o condominio? b) ¿Ustedes pagan arbitrios a la municipalidad por vivir en una comuna? …entonces ¿Por qué no pagar para cubrir los gastos de administrar la cuenca en la que vivimos? Sin ese recurso financiero estable y progresivo, que puede ser producto de un impuesto territorial o sobre el volumen de agua consumido o por un canon que generen retribuciones… los consejos de cuenca y sus secretarías técnicas no serán más que figuras sin poder y muy proclives a desaparecer.

Se les da mucho poder en el papel a los consejos…se cree con una tremenda ingenuidad que con establecer un consejo ¡ya se solucionó el asunto de la gestión por cuencas!. Es como crear un directorio de una empresa que no existe. De hecho cuando pregunto a los asistentes donde queda la CEPAL- ONU todos dicen “en Chile”---error…en Chile está la SECRETARIA EJECUTIVA de la CEPAL…la CEPAL, es decir la Comisión Económica para América Latina está “en las nubes”… se reúne con los ministros de turno de economía o hacienda solo cada dos años. Sin la Secretaría Ejecutiva, con presupuesto, local , equipamiento y personal estable, que hace el trabajo y cumple con sus mandatos y los de la ONU no pasaría nada…eso es lo que va pasar con los Consejos de RH por Cuenca sin no se establecen sus ST con todo el poder y equipamiento necesario.

Para que entienda aún más explico, una cuenca es como un cuerpo humano; toda intervención en un cuerpo humano requiere primero que se conozca a fondo cómo funciona el sistema antes de intervenirlo y que además, se sepa por y para que se interviene. Las cuencas y el agua ahora se intervienen de forma generalmente irresponsable, sin conocer la dinámica de la cuenca, sus glaciares, lagos , ríos , humedales…ni estar preparado para saber los efectos de las intervenciones en todo el sistema y mucho menos el efecto acumulado. Los médicos deben estudiar años como funciona el cuerpo humano… en cambio muchas intervenciones en las cuencas más parecen invasiones de virus que intervenciones de médicos.

Los médicos son para los pacientes lo que el equipo o secretaría técnica debe ser para la cuenca. Los parientes de paciente a ser intervenido son los miembros del consejo…. Los médicos son los que luego de evaluar y diagnosticar la situación proponen opciones de solución y son los parientes los que deben decidir… o sea el consejo. Sin el equipo de expertos que proponga opciones coordinadas de intervenciones (léase plan director), el consejo no puede opinar por que no sabe qué hacer, como hacerlo, cuánto cuesta etc. Salvo que dentro de los miembros haya algún médico o alguien más ilustrado. No significa que no puedan decir lo que desean (visión) para su pariente pero solo con información se puede definir que lograr.

La nueva ley de aguas contiene los elementos necesarios para hacer una buena gestión del agua. Requiere algunas mejoras pero está la base. Lamentablemente la posición de la Autoridad Nacional del Agua y su equipamiento a nivel nacional no se compadece de las funciones que debe ejercer. Lo primero es que NO debe estar inserto dentro de un sector usuario. Eso es negativo, más aún si este sector tiene el riego a su cargo. Es contradictorio con la meta de hacer gestión integral.

La ANA debe ser un organismo de más alto nivel adscrita a un ministerio no sectorial, capaz de ejercer su autoridad para que se logre gestionar las intervenciones de múltiples sectores e intereses diversos en cada cuenca del país. Una autoridad de aguas no puede estar ajena a las demandas poblacionales del agua, a las de riego, a las de hidroenergía, a las de protección del medio ambiente, a las de prevención de efectos de inundaciones, sequías y los de cambio climático. No es dable que se hable tanto de la importancia del agua, ni los efectos del cambio de clima sin dar las herramientas necesarias para lograrlo, y contradiciendo la propia ley de aguas que buscó cambiar una autoridad de riego a una de aguas.

Por último, aún cuando parezca banal, es necesario mejorar toda la infraestructura y equipamiento de las dependencias regionales y locales de la ANA. No se puede ejercer autoridad sin mejorar la información, las capacidades de formular y aplicar planes, las capacidades de mantener los registros de usuarios, de apoyar a a las comunidades más necesitadas, las de apoyar el abastecimiento de agua potable y saneamiento sobre todo rural, o la generación de energía tanto como lo hace para el riego.


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